jueves, 4 de septiembre de 2008

VIAJE A CHINA

Este viaje comienza como tantos otros por casualidad. Las vacaciones se nos echan encima y todavía no hemos decidido destino. Entre las opciones más destacadas están Egipto y Tenerife, pero finalmente las desechemos, la una por ser un paquete turístico "buff, que pereza, ya iremos cuando seamos más mayores" y la otra porque Choni ya ha estado varias veces. Pero sobre todo las desechamos porque hemos visto un vuelo a Pekín por 500 Euros, y de repente sentimos una necesidad incontrolable de improvisar un viaje a China, ¿why not?.


Nuestro conocimiento de China es mínimo y eso implica empezar a informarnos cuanto antes de los requisitos para el Visado, de su cultura y costumbres, de su idioma, y sobre todo de qué visitar en un país que tiene el tamaño de un continente en tan solo 17 días. Para facilitar y agilizar todo ello nos compramos la Lonely Planet de China, bastante desafortunada en mi opinión.


Cogemos un libro de la biblioteca: "Chino de Bolsillo", aveces muy útil, para realizar gestiones como reservas de trenes. No obstante, para entenderse es necesario gesticular, mantenerse impasible cuando no te entienden y hay 20 personas esperando, mucho sentido del humor y sobre todo, mucha paciencia. Otras veces no resulta tan útil, si quieres pedir pollo y en el libro sólo viene pollo a la clara de huevo, estás perdido. En ese caso, cuando señales en el libro "pollo a la clara de huevo" te dirán que no tienen y es imposible hacerles entender que te da igual si el pollo es a la clara de huevo a la llema, que quieres pollo, no lo van a entender y acabarás haciendo el pollo, el cerdo y el pato por el restaurante y todo el mundo riéndose de ti y aun así no te entenderán. Finalmente lo más efectivo es pasearte discretamente por el restaurante y ver lo que come la gente, lo que mejor te parezca lo pides, eso sí, siempre preguntando cuánto por adelantado para evitar sorpresas.


04/09/2008 Madrid-Helsinki-Beijing


Salimos de casa sobre las 7.00 a.m. con nuestra ropa "del circo" y muchas ganas. En las mochilas ropa, botiquín, documentación, algún libro, cámara de fotos, dinero en efectivo y el surtido de ibéricos, un clásico.


Llegamos al aeropuerto con la tarjeta de embarque impresa, facturamos una mochila y lo demás a cuestas, esta vez me parece que nos hemos pasado de equipaje. El vuelo a Helsinki sale con media hora de retraso. En el vuelo se nos han sentado detrás una mujer y sus dos hijos a los que collejearía sin piedad, ¡que cansinos!. Nos sirven un arroz con una especie de pinchos morunos insulsos, yo me como el mío y la mitad del de Choni, por lo que pueda venir. El resto del vuelo dormitamos despertándonos continuamente con los codazos y los gritos de los chinitos.


El aeropuerto de Helsinki es pequeño y tras estirar las piernas y visitar el baño, abrimos nuestra primera bandeja de ibéricos cuidadosamente sobre el diario El País y una bolsa del Maxcop. Rodeado de toda esta gente, rubios, altos, elegantes, bebiendo en sus copas de vino, me siento mas Paco Martinez que nunca y me gusta.